¿Qué es un gilipollas?

A la vuelta del trabajo escuchaba la radio, concretamente la cadena SER, dónde Francino y sus contertulios hablaban de un programa que se emitiría hoy mismo en una cadena de televisión en referencia a los gilipollas, el título: «Gilipollas: la teoría».

Se hacían algunas preguntas en alta voz, que aún siendo muy serias, me hicieron sonreír, la primera, si mal no recuerdo, era: ¿Un gilipollas nace o se hace?

Bien, es cierto que hubo digresiones en varias direcciones y unas apuntaban hacia un lado, otras hacia otro, pero la mayoría llegaron al acuerdo de que casi siempre el gilipollas se hace y que normalmente un entorno familiar que lo practique, otorga numerosas papeletas para que el nuevo vástago se sume…

Otra de las preguntas era: ¿Por qué los gilipollas prosperan en ciertos entornos? Bueno, aquí prácticamente había unanimidad…

Se seguían preguntando:¿Cómo se explica su atractivo perverso? ¿Ascenderás más rápido en tu empresa si eres gilipollas?

Eran numerosas y variadas preguntas, también se hizo el inciso de que gilipollas no es lo mismo que idiota o imbécil… Lo cierto es que jamás había escuchado un programa de radio en el que manifiestamente se dijera tanto y tantas veces dicha palabra.

Caí en la cuenta, justo en el momento en que pusieron el micrófono a una de las representantes del programa que hoy mismo se emitirá…, se hacía referencia a Aaron James, y a su libro: Assholes: a Theory, un reciente bestseller del New York Times…

Desgraciadamente entré en los túneles —ya os dije que iba conduciendo—, y en ese momento perdí la conexión a la radio… Son esas cosas que pasan, aunque no desees…, sin embargo, me hizo reflexionar un buen rato al respecto de la comunidad homeopática…

Estoy seguro, y se a ciencia cierta, de que muchas personas se mantienen en el camino de la vida tratando decentemente a cuantos seres humanos se encuentran o tropiezan…, ya digo, estoy seguro de que serán muchas, sin embargo, otras, algunas llamadas homeópatas, son simple y llanamente gilipollas.

Intentaré ver el programa esta noche, pero antes quería dejar escrito esto, para que no haya tendenciosidad alguna… Todos, o la gran mayoría de nosotros estaremos de acuerdo con que los gilipollas aumentan a pasos agigantados, ya sea en los gobiernos, en los lugares de trabajo, en el entorno de los conocidos…, también en las corporaciones, sean de jueces, periodistas, futbolistas, médicos, enfermeras o abogados —seguro que me dejo a muchas—. Son tiempos complejos en los que las redes sociales, internet, el superfamoso WhasApp y un largo etcétera nos ponen de cara hacia ellos y las más de las veces hemos de soportarlos.

Junto a ellos —los gilipollas—, resurge el autoritarismo, y no digamos nada del narcisismo… Os suena ¿verdad? No lo dudéis, entre los homeópatas también hay mucho narciso… La noción de narcisismo o Narzissmus como la denominó Freud, aparece por vez primera en la segunda edición de sus «Tres ensayos de teoría sexual» (1909) en una nota al pie de página y es tomada por éste a partir de los trabajos de Ellis y Nacke. Lo siguieron algunos desarrollos en su libro sobre Leonardo da Vinci (1910) y el caso Schreber (1911), sin embargo, no es hasta «Introducción del narcisismo» (1914), cuando las ideas y reflexiones freudianas sobre este concepto llegarán a ocupar su verdadero sitial en la teorización acerca del desarrollo sexual y las relaciones que el yo establece con objetos externos.

Freud luego habla de narcisismo primario y secundario, Lacan lo trabaja de otro modo, pero en fin, no es éste el sitio…

Todos nos entendemos cuando hablamos del gilipollas, incluso muchos de nosotros, aún pudiendo serlo, nos reímos…

Pues si, señores y señoras, si…, entre nosotros hay mucho gilipollas… Que cada cual mire a su lado, o de frente o como quiera… Pero no lo duden, a veces, nos rodean…

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